La selección nacional de fútbol de China no pudo esta semana pasar de un empate ante el combinado de Hong Kong y se complicó su posible participación en la Copa del Mundo del 2018 en Rusia.
Ahora, al equipo nacional chino -dirigido por el francés Alain Perrin- le quedan dos partidos por jugar, pero no depende de sí mismo sino del resultado de otros para ver si puede clasificarse.
Los habitantes de lo que ahora es la República Oriental del Uruguay fueron y son conocidos también como “orientales”. Este oriental aterrizó en China hace ya más de medio siglo atrás y desde entonces está relacionado con ese “otro” Oriente. Esta página pretende reflexionar, contar, compartir pensamientos, historias y experiencias de China, de ayer y del presente.
19 noviembre, 2015
12 noviembre, 2015
China: fiesta de los solteros, compras en Internet y demás
Las multimillonarias ventas por Internet que han tenido lugar en China este 11 de Noviembre, el “día de los solteros”, han puesto de relieve uno de los cambios más importantes de la República Popular en comparación con el país que me encontré hace cuarenta años: el consumismo.
Atrás han quedado los años de mi época de estudiante cuando los alimentos estaban racionados, necesitábamos cupones para comprar prendas de algodón, o una bicicleta, un reloj de pulsera o una radio eran los máximos lujos que un ciudadano común podía adquirir después de años de ahorro y de espera para obtener el “cupón industrial” correspondiente.
China es desde hace ya años una gran sociedad de consumo y las actuales autoridades del país se esfuerzan para que ese consumo sea aún mayor y contribuya, en un entorno internacional e interno de muchas dificultades, a seguir avanzando para poder cumplir las metas de desarrollo económico y social.
Con la apertura al exterior iniciada a finales de los años setenta, entraron al país y se fueron poniendo de moda festividades inexistentes hasta entonces y con un fuerte contenido consumista como la Navidad o el Día de los Enamorados y se generaron festividades propias como la del once de noviembre, o “la fiesta del doble 11”, donde los cuatro palitos del 11 del 11 son el símbolo de la soltería, tanto para hombres como para mujeres.
A diferencia de otras festividades donde el consumo es un elemento importante pero no el único de la celebración, la del 11 de Noviembre es una fiesta con un único objetivo: consumir. Para ello los principales portales de venta por Internet ponen en el mercado todo tipo de productos con descuentos muy atractivos. Para “garantizar” que las compras se realicen por Internet, la campaña de venta comienza a las 00:00 horas del día 11 y finaliza a las 24:00 horas de ese mismo día.
Millones de personas comienzan a llenar los carritos de compra virtuales de los diferentes portales antes de la llegada del 11, y se quedan despiertos hasta las 00:00 horas o se ponen un despertador a esa hora para poder dar la orden de compra dentro del plazo establecido. Y es que muchos productos se ponen a la venta con atractivos descuentos pero en cantidades limitadas, por lo que cuando más temprano se compre, más posibilidades hay de obtener el producto.
En el fondo, pues, lo de la soltería es una excusa ya que cualquier persona, soltera o casada, puede tener derecho a los descuentos ofrecidos.
La fiesta de los solteros es relativamente nueva. Es más, y en medio de esa fascinación que tienen los chinos por los números, el 11 del 11 fue más conocido durante unos años como “el día de las filas” y se usaba para educar a la gente a hacer una fila en orden, por ejemplo en las paradas de autobuses.
La campaña de ventas este 11 de Noviembre ha sido histórica en todos los sentidos convirtiéndola en el día de mayores ventas por Internet en el mundo. Sólo el portal Alibaba, con una cuota de mercado en China cercana al 10 por 100, vendió en 24 horas el equivalente a 14.000 millones de dólares.
En todo caso, la del 11 de noviembre, fue y es una fiesta donde todos pueden tener algo que ganar y que el gobierno ha visto con muy buenos ojos en medio de sus esfuerzos para transformar el modelo de crecimiento económico del país impulsando el consumo interior.
Atrás han quedado los años de mi época de estudiante cuando los alimentos estaban racionados, necesitábamos cupones para comprar prendas de algodón, o una bicicleta, un reloj de pulsera o una radio eran los máximos lujos que un ciudadano común podía adquirir después de años de ahorro y de espera para obtener el “cupón industrial” correspondiente.
China es desde hace ya años una gran sociedad de consumo y las actuales autoridades del país se esfuerzan para que ese consumo sea aún mayor y contribuya, en un entorno internacional e interno de muchas dificultades, a seguir avanzando para poder cumplir las metas de desarrollo económico y social.
Con la apertura al exterior iniciada a finales de los años setenta, entraron al país y se fueron poniendo de moda festividades inexistentes hasta entonces y con un fuerte contenido consumista como la Navidad o el Día de los Enamorados y se generaron festividades propias como la del once de noviembre, o “la fiesta del doble 11”, donde los cuatro palitos del 11 del 11 son el símbolo de la soltería, tanto para hombres como para mujeres.
A diferencia de otras festividades donde el consumo es un elemento importante pero no el único de la celebración, la del 11 de Noviembre es una fiesta con un único objetivo: consumir. Para ello los principales portales de venta por Internet ponen en el mercado todo tipo de productos con descuentos muy atractivos. Para “garantizar” que las compras se realicen por Internet, la campaña de venta comienza a las 00:00 horas del día 11 y finaliza a las 24:00 horas de ese mismo día.
Millones de personas comienzan a llenar los carritos de compra virtuales de los diferentes portales antes de la llegada del 11, y se quedan despiertos hasta las 00:00 horas o se ponen un despertador a esa hora para poder dar la orden de compra dentro del plazo establecido. Y es que muchos productos se ponen a la venta con atractivos descuentos pero en cantidades limitadas, por lo que cuando más temprano se compre, más posibilidades hay de obtener el producto.
En el fondo, pues, lo de la soltería es una excusa ya que cualquier persona, soltera o casada, puede tener derecho a los descuentos ofrecidos.
La fiesta de los solteros es relativamente nueva. Es más, y en medio de esa fascinación que tienen los chinos por los números, el 11 del 11 fue más conocido durante unos años como “el día de las filas” y se usaba para educar a la gente a hacer una fila en orden, por ejemplo en las paradas de autobuses.
La campaña de ventas este 11 de Noviembre ha sido histórica en todos los sentidos convirtiéndola en el día de mayores ventas por Internet en el mundo. Sólo el portal Alibaba, con una cuota de mercado en China cercana al 10 por 100, vendió en 24 horas el equivalente a 14.000 millones de dólares.
En todo caso, la del 11 de noviembre, fue y es una fiesta donde todos pueden tener algo que ganar y que el gobierno ha visto con muy buenos ojos en medio de sus esfuerzos para transformar el modelo de crecimiento económico del país impulsando el consumo interior.
26 septiembre, 2015
Estudiantes españoles en China, de 5 a 2.500
Días atrás, en el Centro Cultural de China en Madrid, tuvo
lugar un acto de presentación del libro “China en mis ojos” y se anunció el
nacimiento de la Asociación de Antiguos Estudiantes Españoles en China.
“China en mis ojos” es una iniciativa del Ministerio de
Educación chino y de la Oficina de Asuntos Educativos de la Embajada de China
en Madrid. La edición, bilingüe, recoge los recuerdos y reflexiones de 13 estudiantes
españoles que, desde los años 70 hasta épocas más recientes estuvieron
estudiando chino en la República Popular.
Aunque no se mencionó en el acto, creo que es bueno recordar
que este año es el 40º aniversario de la llegada a Beijing del primer grupo de
estudiantes españoles de chino. Se trataba de cinco jóvenes becados por el
gobierno chino para estudiar en el Instituto de Lenguas de Beijing. Entre ellos
figuraba Ignacio Mantecón, uno de los autores de “China en mis ojos” quien
también estuvo presente en el acto.
Tuve la suerte de coincidir con ese grupo en el Instituto de
Lenguas, donde los estudiantes de habla hispana no llegábamos a diez en 1975.
De los cinco en 1975 se llegó, el año pasado, a la cifra de
2.500 estudiantes españoles en China. En los últimos años estamos viviendo en
España un auge en el interés por el idioma chino. Los gobiernos de España y
China, diversas universidades, los Institutos Confucio u organismos oficiales
como la Fundación ICO, entre otros, están respondiendo a esa demanda otorgando
anualmente becas para el estudio de chino en la República Popular.
Mucho ha cambiado China en estos últimos cuarenta años, como
mucho han cambiado las condiciones y posibilidades para estudiar chino. Las
condiciones de vida en Beijing y otras ciudades del país han mejorado de forma
espectacular en este período y los avances en la tecnología han contribuido a
facilitar algo el aprendizaje de un idioma que, entre otras dificultades, no tiene
un alfabeto y cuyo aprendizaje se basa en gran medida en la memorización.
El nacimiento de la Asociación de Antiguos Estudiantes
Españoles en China –que preside la destacada periodista Georgina Higueras,
también una de las autoras del citado libro- es una loable iniciativa que servirá
para unir al cada vez mayor número de personas que han pasado por China para
estudiar su idioma u otras materias relacionadas con la República Popular.
Muchas de ellas, tras su paso por el gigante asiático, se han destacado y se
destacan por su papel en el
fortalecimiento del conocimiento mutuo entre España y China en sectores tan
diversos como la educación, la literatura y el arte, la economía y el comercio o las relaciones
internacionales.
17 septiembre, 2015
Sobre los "expertos" en China
Después de una relación
de más de cuarenta años con China, es frecuente escuchar elogios y muestras de
asombro (“¡¿cuarenta años?!”), que señalan que “entonces es usted todo un experto en China”.
Es verdad que en estos
cuarenta años he sido testigo directo de, y he podido vivir en primera persona,
acontecimientos de significado histórico, al tiempo que también he sido un
espectador privilegiado de la evolución y los cambios vividos por la República
Popular en las últimas cuatro décadas más importantes, en mi opinión, de su
historia moderna.
También es una realidad
que China es un país con una historia tan dilatada, con unas magnitudes tan
gigantescas, una milenaria cultura propia muy rica y con tan poca influencia
del mundo exterior que se me hace difícil imaginar la figura del “experto” en
China.
Puede haber especialistas en uno o más campos determinados de China. Especialistas en su historia reciente, en
su economía, en un campo determinado de los negocios, en su literatura y arte y en su cultura en general, en el Partido
Comunista o en sus relaciones internacionales. Creo, sin embargo, que es muy
difícil –por no decir imposible- ser un “experto” en todos los temas importantes
que tienen relación con el país.
Por ello me identifico
plenamente con el artículo que David Wolf ha escrito en su blog “Silicon Hutong”
sobre el tema de los “expertos” en China. David Wolf es Managing Director de
Allison + Partner´s y autor del libro “Public Relations in China”. A continuación reproduzco su entrada "No China experts":
I have said this in other fora, and as my book Public
Relations in China goes to bookstores I am getting questions from
media and others that have caused me to lay out the following disclaimer:
1.
I am not a “China expert.”
2. There is no such thing as a “China
expert.”
3. Anyone who comes to you claiming to
be a “China expert” is either deluded (and thus to be pitied), lying (and thus
suspect), or out to separate you from your money (and thus to be avoided.)
4. You don’t have to believe me. Dr.
Fan Gang, the head of China’s National Economic Research Institute and the
Secretary-General of the China Reform Foundation (among many other titles),
once said as much to a reporter when she asked Dr. Fan and I whether, “as China
experts,” we saw China’s economy improving or in decline in coming years. He
denied being a China expert, told the reporter that he knew I agreed, and
questioned the very existence of anyone who could claim the title of a China
experts.
5. China is too large, too old, and too
complex to be sufficiently understood by a single individual. At the very most,
we can be “specialists.” We can never be “experts.”
When doing business in China, you
thus cannot rely on the counsel of a single individual, regardless of how
experienced, well-connected or erudite. Instead, seek and genuinely consider
the advice of a range of people of different backgrounds, and in so doing form
your own view based on a synthesis of their views.
China “experts” will only get you
into trouble.
25 agosto, 2015
Crisis en las bolsas internacionales - China nos afecta
Hace ya casi diez años, en el 2007, escribíamos en Iberchina un artículo titulado "China nos importa, China nos afecta" que, a pesar del tiempo transcurrido, y en vista de las crisis que están sufriendo estos días las bolsas de todo el mundo, creo que sigue siendo de actualidad. Por eso he querido recuperar hoy, a continuación, la primera parte de dicho artículo, sin cambiar ni una sola palabra del mismo:
Desde hace ya décadas, pero de forma especial en estos últimos años, está teniendo lugar en China uno de los procesos de desarrollo económico y social más profundos y espectaculares del mundo.
Muchos expertos coinciden en que es difícil encontrar en la historia reciente un caso similar donde, en tan poco tiempo, un país haya experimentado no sólo cambios tan profundos, sino un desarrollo económico, social, industrial y científico tan destacado; donde la vida de cientos de millones de personas esté cambiando de forma tan rápida y radical.
Mientras una parte del mundo mira con asombro, incredulidad, temor o envidia todo lo que está pasando en China, otra parte parece que no percibe o no quiere percibir lo que está ocurriendo en ese país.
Se podrá estar más o menos de acuerdo con China, se podrá discutir sobre las ventajas o defectos que sus cambios están introduciendo en la sociedad y en el mundo, o se podrán apoyar o criticar muchos de los fenómenos del proceso chino.
Lo que no se puede es permanecer indiferente ante el mismo o ignorarlo, porque, nos guste o no, todo lo que está pasando en China está ya afectando de forma directa o indirecta nuestras vidas.
China es en estos momentos la cuarta economía del mundo por valor total de su producción, y de seguir a este ritmo podría superar a Alemania el próximo año y quedar en tercer lugar por detrás de Estados Unidos y Japón.
También es ya el tercer importador y exportador mundial, después de Estados Unidos y Alemania.
Podríamos aquí detallar una larga serie de cifras para demostrar la importancia y fuerza de China en la economía mundial, como por ejemplo su importante posición en la energía, la industria del acero, del automóvil, o la electrónica, entre otras.
Más importante que las cifras, sin embargo hay países que están creciendo más que China- es la relación entre lo que pasa en China y nuestra vida actual y futura.
Muchas de las actuales fluctuaciones de las bolsas internacionales tienen una relación directa con lo que pasa, por ejemplo, en la bolsa de Shanghai. El que Shanghai cierre al alza o a la baja afecta ya diariamente a la mayoría de las bolsas de valores del mundo y por consiguiente influye de forma directa en los ahorros, inversiones y deudas de millones de españoles.
Muchas de las actuales fluctuaciones de las bolsas internacionales tienen una relación directa con lo que pasa, por ejemplo, en la bolsa de Shanghai. El que Shanghai cierre al alza o a la baja afecta ya diariamente a la mayoría de las bolsas de valores del mundo y por consiguiente influye de forma directa en los ahorros, inversiones y deudas de millones de españoles.
Las subidas en el precio de la gasolina y en consecuencia del IPC- tienen una relación muy directa con China, el segundo consumidor de energía del mundo.
Los precios y la oferta de muchísimos productos de uso diario, desde textiles y calzado, hasta artículos de consumo, electrónicos o productos industriales, tienen una relación directa con China. Muchos de ellos o ya se fabrican en China, o tienen componentes fabricados en China, o utilizan materias primas cuyos precios los define el mercado chino.
Da igual que una empresa no tenga ninguna relación y ni quiera tenerla con China. Al final, tarde o temprano, es muy probable que esa empresa se encuentre con un competidor de China en otra región del mundo, o con que su cliente alemán se traslada a China y tendrá que empezar a suministrarle allí, o que por ejemplo su competidor italiano es más fuerte porque está unido a un socio chino.
También podrá encontrarse de la noche a la mañana con que su empresa, o su empresa matriz en otro lugar del mundo, ha sido adquirida por una empresa china (Lenovo, por poner sólo un ejemplo)
Este fenómeno, esta relación directa o indirecta con China, lo podemos extender a casi todos los campos de la sociedad. Lo vemos en el cine es difícil ya no ver directores o actores o películas chinas premiadas en los principales festivales internacionales-; lo vemos en el deporte y tendremos oportunidad de volver a verlo pronto en los Juegos Olímpicos; lo vemos en la ciencia y tecnología; lo vemos en el turismo; lo vemos en la educación (la demanda por estudiar chino se está acelerando en España).
El artículo completo puede ser consultado pinchando en este enlace.
28 julio, 2015
Caídas de las bolsas chinas, colores y diferencias culturales
Ahora que está tan de actualidad el tema de la caída en las
bolsas chinas de Shanghai y Shenzhen vuelvo a reflexionar sobre el tema de las
diferencias culturales entre China y Occidente, en este caso en lo relacionado
con los colores.
En Occidente, los números rojos son sinónimo de pérdidas y
resultados negativos y por eso es una mala noticia que una Bolsa determinada “cierre
en rojo”.
En China, sin embargo, el rojo representa lo bueno, lo
positivo. Tradicionalmente, por ejemplo, las novias se casaban de rojo. Los
billetes de 100 Yuanes son rojos; los sellos y membretes de los organismos
públicos y empresas son rojos y el rojo es el color que predomina en las
fiestas tradicionales.
En la economía, existe en chino la expresión分红
(literalmente “distribución de rojos”) que quiere decir distribución de
beneficios.
Por ello en China las subidas de las bolsas y los beneficios
de las empresas se representan en color rojo; mientras que el color verde se
utiliza para representar una caída o pérdida de una acción. En la siguiente
fotografía se puede apreciar cómo los valores de variación de la acción (sexta columna empezando desde la izquierda) son verdes si son negativos mientras
que los rojos son en positivo.
Aunque en español se diga o escriba entonces que la Bolsa de
Shanghai “ha cerrado en rojo”, en realidad en las pantallas de la Bolsa lo que
destacará será el color verde.
Esta diferencia cultural en lo relacionado con los colores
rojo y verde en las finanzas también la apreciamos en Japón y en concreto en la Bolsa de Tokio donde se da el
mismo caso que en China.
30 junio, 2015
Mis primeros cuarenta años con China
Este mes de
julio se cumplen cuarenta años de mi llegada a China y del comienzo de una
relación directa con la República Popular. En este período he residido veinte
años en Beijing y he realizado más de doscientos viajes de ida y vuelta a la
capital china.
Llegué a
Beijing en la fase final de la llamada “Revolución Cultural”, con el Presidente
Mao, como se le llamaba entonces, aún en vida; era la China de las Comunas
Populares en el campo, de los Comités Revolucionarios como órganos de dirección
de todas las entidades del país, de los estudiantes
obreros-campesinos-soldados, de los pioneros y los guardias rojos.
Era la China
de los “cupones de racionamiento” para la alimentación y la vestimenta y donde
una bicicleta, un reloj de pulsera o una radio eran los bienes más valiosos que podían tener sus habitantes; una China de 800 millones de habitantes cuyos
principales aliados internacionales eran Albania y Corea del Norte; un país –el
más poblado de la tierra- que sin embargo no podía participar en ninguna
Olimpíada porque no pertenecía aún al Comité Olímpico Internacional.
Cuando
llegué a Beijing, Deng Xiaoping ya había sido restituido de sus cargos en el
Partido Comunista y el Gobierno central tras haber sido criticado y perseguido al
comienzo de la Revolución Cultural, pero en abril de 1976 volvería a “caer en
desgracia” hasta su regreso triunfal en 1978 para convertirse en el arquitecto
de la política de reformas y apertura al exterior.
En China fui
testigo de la muerte de las tres figuras más importantes del país desde la
proclamación de la República Popular hasta mediados de los años 70: el
Presidente Mao, el Primer Ministro Zhou Enlai y el Presidente de la Asamblea
Popular Nacional, Zhu De; del ascenso de Hua Guofeng como heredero efímero de
Mao Zedong y de la caída de la llamada “Banda de los Cuatro” encabezada por la
viuda del conocido como “gran timonel”, así como de los sangrientos incidentes
de la Plaza de Tiananmen, primero en abril de 1976 y posteriormente en junio de
1989.
Me ha tocado
vivir y estar relacionado con China durante la administración de las cinco
generaciones de dirigentes del país, desde Mao Zedong hasta Xi Jinping, pasando
por Deng Xiaoping, Jiang Zemin y Hu Jintao.
En estas
cuatro décadas he sido testigo de la transformación espectacular vivida por el país, de acontecimientos históricos impredecibles así como de
previsiones catastrofistas que nunca se cumplieron.
Ningún
seguidor y experto en China pudo predecir el nombramiento de Hua Guofeng como
sucesor de Mao Zedong, o la posterior detención de Jiang Qing y su “Banda de
los 4” ni muchos de los importantes acontecimientos que han tenido lugar y que
aún se están desarrollando en el país. Tampoco las previsiones más optimistas
llegaron a imaginar lo que China iba a ser hoy y su posición en el mundo.
La muerte de
Mao, la caída de la “Banda de los 4”, los incidentes de Tiananmen, la
desintegración de la URSS, la crisis financiera del sudeste asiático en los
años 90, el regreso de Hong Kong a la soberanía china, la “primavera árabe”
generaron también pronósticos de lo más pesimistas sobre la República Popular,
llegando en algunos casos a mencionarse la
posible desintegración del país, el comienzo de una guerra civil, o
estallidos de movimientos antigubernamentales incontrolados.
China es
hoy, en muchos aspectos, otro país comparado con 1975, más abierto y más “fácil”
de entender aunque en el fondo sigue siendo tremendamente complejo e
imprevisible.
Si algo he comprendido en estos primeros cuarenta años de relación con China es la tremenda complejidad del país y las dificultades para comprender, más allá de las apariencias y signos externos, lo que de verdad ocurre en el gigante asiático.
@PabloRovetta
29 mayo, 2015
De “cinturones” y “rutas” y los dolores de cabeza para los intérpretes de chino
Si el idioma
chino es ya de por sí difícil de traducir, hay dos elementos que complican aún
más la labor de traducción e interpretación: la costumbre china de abreviar las
cosas –frecuentemente mediante el uso de cifras- y la complejidad de su sistema
numérico.
El último
ejemplo de esto es la consigna de las autoridades chinas sobre “El cinturón Económico de la Ruta de la
Seda y la Ruta de la Seda Marítima del siglo XXI”, una iniciativa económica
para el desarrollo del comercio tanto en la antigua Ruta de la Seda,
principalmente a través de Asia Central, como una nueva ruta de la seda a través del mar que abarque el Sudeste Asiático, la zona del Golfo, y se extienda hacia el Oeste.
Esta
iniciativa ha sido abreviada en sólo cuatro caracteres, “一带一路” (“un cinturón, una ruta”) que se utilizan tanto en el
lenguaje oral como en el escrito, para dolor de cabeza de los intérpretes y
traductores. Mientras que la
pronunciación en chino de esos cuatro caracteres requiere un poco más de un
segundo, su traducción al español requiere como mínimo siete.
Por esa
razón, la traducción del chino al español requiere más tiempo y más espacio;
mientras que, por el contrario, en el caso del español al chino generalmente se
requiere menos.
“Un cinturón
y una ruta” es sólo un ejemplo de la facilidad que tiene el idioma chino para
abreviar las cosas.
Recuerdo que
mi paso por la Universidad en Beijing coincidió con la Guerra entre Irán e
Irak, conflicto que, para mi asombro, se denominaba en chino con solo cuatro caracteres
(”两伊战争”, “la guerra de las dos ‘I’”). En la mayoría de los
casos, cuando se habla de más de un país, en chino sólo es necesario poner el
primer caracter de cada uno. Para mencionar las relaciones entre China y
Argentina, por ejemplo, sólo es necesario hablar de las relaciones “ 中阿” o “Chi-A”, aunque hay que conocer el contexto ya que un”中阿” o “Chi-A” puede referirse también a
China-Argelia, o China-Albania.
El
“Decimotercer Plan Quinquenal de Desarrollo”, del cual ya se está empezando a
hablar ahora es sencillamente en China “十三五”
(13-5); y el “Decimoctavo Congreso Nacional del Partido Comunista de China” es
simplemente “ 十八大“ (18-Grande).
Las
abreviaturas con uso de números son frecuentes en el lenguaje oficial y
coloquial chino lo cual exige al traductor /intérprete estar al día de la
actualidad china y estar atento de forma permanente a los medios de información
oficiales, escritos, radiofónicos y televisivos.
Pero ésta no
es la única particularidad que agrava la dificultad de la
traducción/interpretación del chino. La otra es su sistema numérico. Del 1 al
9.999 la cosa es fácil, pero los problemas empiezan a partir del 10.000 (“wan”
o万) que en China es una unidad numérica. Así 18.000 sería 1 wan y 8.000; o cien mil serán “diez wan” (十万 ), y un
millón son “cien wan” ( 百万).
Al llegar a
los cien millones surge otra unidad, el “yi”
(亿), y así 10 yi equivalen
a mil millones. Cuando mayor es la cifra, más difícil es la traducción. En un
país como China donde, debido a su magnitud, casi todas las cifras son
millonarias, este es con frecuencia un motivo más de dolor de cabeza
para los intérpretes.
Cualquier
persona con alguna relación con China seguramente habrá podido vivir
experiencias en las cuáles se crean grandes confusiones o se cometen errores en
la interpretación –más que en la traducción por escrito- de las cifras.
El “descifrar”
las abreviaturas y el poder traducir correctamente cifras grandes son pues el
origen de muchos dolores de cabeza para los intérpretes de chino, y cualidades
imprescindibles en una buena traducción.
26 marzo, 2015
El banco de desarrollo asiático impulsado por China sigue ganando adhesiones. ¿Dónde está España?
El próximo martes 31 de marzo vence el plazo para aquellos países que quieran adherirse como estados fundadores del Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (más conocido por sus siglas en inglés AIIB-Asian Infraestructure Investment Bank) una iniciativa del gobierno de China que desde el principio se ha chocado con la oposición de los Estados Unidos.
La Casa Blanca ve con preocupación el nacimiento de esta nueva institución financiera multilateral y la considera un peligroso "rival" de otros organismos como el Banco Asiático de Desarrollo o el Fondo Monetario Internacional más controlados por Washington. La oposición del gobierno norteamericano al AIIB ha sido pública, lo mismo que sus llamamientos a sus principales aliados para que no se adhieran al mismo.
Por eso mismo, el disgusto de la Administración Obama ha sido mayúsculo cuando el Reino Unido, principal aliado de los Estados Unidos en Europa Occidental, tomó la iniciativa de ser el primer país de Europa en anunciar su ingreso al AIIB.
De forma casi inmediata, y conscientes de que "el que pega primero pega doble", Alemania, Francia e Italia no tardaron en seguir los pasos de Londres, ante la preocupación creciente de los Estados Unidos.
Por si esto fuera poco, algunos aliados de Estados Unidos en la región Asia-Pacífico -como Corea del Sur, Japón o Australia- ya han confirmado su entrada al AIIB o manifestado su deseo de hacerlo.
En Europa occidental, Luxemburgo y Austria acaban también de hacer público su ingreso al Banco que oficialmente se estableció en junio del 2014 en la capital china.
Muchos se preguntan ¿dónde está España en esta jugada de ajedrez geo-política, económica y diplomática en la cual aún no ha movido ficha?
¿Acaso España ha cedido a las presiones de los Estados Unidos, cosa que por cierto no han hecho los principales aliados de Washington en Europa Occidental?
Aún quedan unos pocos días para que España pueda entrar al AIIB, aunque, en caso de que se concrete su adhesión, ya será demasiado tarde y habrá quedado descolgada del pelotón principal encabezado por el Reino Unido.
¿Será España "más papista que el Papa" y se convertirá en uno de los pocos países "de peso" en la Unión Europa que han seguido las indicaciones del gobierno de Washington?
Cualquiera de esos dos escenarios no son muy favorables para el desarrollo futuro de las relaciones hispano-chinas.
Existe, sin embargo, un escenario aún peor y es que Estados Unidos, viendo la imposibilidad de frenar el desarrollo del AIIB, decida al final adherirse al mismo, con lo cual la posición de España quedaría aún más en ridículo,
Pase lo que pase, lo sabremos antes del miércoles de la próxima semana.
La Casa Blanca ve con preocupación el nacimiento de esta nueva institución financiera multilateral y la considera un peligroso "rival" de otros organismos como el Banco Asiático de Desarrollo o el Fondo Monetario Internacional más controlados por Washington. La oposición del gobierno norteamericano al AIIB ha sido pública, lo mismo que sus llamamientos a sus principales aliados para que no se adhieran al mismo.
Por eso mismo, el disgusto de la Administración Obama ha sido mayúsculo cuando el Reino Unido, principal aliado de los Estados Unidos en Europa Occidental, tomó la iniciativa de ser el primer país de Europa en anunciar su ingreso al AIIB.
De forma casi inmediata, y conscientes de que "el que pega primero pega doble", Alemania, Francia e Italia no tardaron en seguir los pasos de Londres, ante la preocupación creciente de los Estados Unidos.
Por si esto fuera poco, algunos aliados de Estados Unidos en la región Asia-Pacífico -como Corea del Sur, Japón o Australia- ya han confirmado su entrada al AIIB o manifestado su deseo de hacerlo.
En Europa occidental, Luxemburgo y Austria acaban también de hacer público su ingreso al Banco que oficialmente se estableció en junio del 2014 en la capital china.
Muchos se preguntan ¿dónde está España en esta jugada de ajedrez geo-política, económica y diplomática en la cual aún no ha movido ficha?
¿Acaso España ha cedido a las presiones de los Estados Unidos, cosa que por cierto no han hecho los principales aliados de Washington en Europa Occidental?
Aún quedan unos pocos días para que España pueda entrar al AIIB, aunque, en caso de que se concrete su adhesión, ya será demasiado tarde y habrá quedado descolgada del pelotón principal encabezado por el Reino Unido.
¿Será España "más papista que el Papa" y se convertirá en uno de los pocos países "de peso" en la Unión Europa que han seguido las indicaciones del gobierno de Washington?
Cualquiera de esos dos escenarios no son muy favorables para el desarrollo futuro de las relaciones hispano-chinas.
Existe, sin embargo, un escenario aún peor y es que Estados Unidos, viendo la imposibilidad de frenar el desarrollo del AIIB, decida al final adherirse al mismo, con lo cual la posición de España quedaría aún más en ridículo,
Pase lo que pase, lo sabremos antes del miércoles de la próxima semana.
06 marzo, 2015
Reflexionando sobre la Asamblea Popular Nacional
Una vez más, y como todos los años desde hace décadas, entramos
en China en el mes de marzo, recién pasado el año nuevo lunar, con la
celebración de lo que llaman “las dos reuniones”: la de la Asamblea Popular
Nacional (APN o Parlamento, que tiene carácter legislativo) y la Asamblea del
Consejo Consultivo Político del Pueblo Chino (una especie de “parlamento” paralelo no legislativo, cuyos integrantes dan sus opiniones y sugerencias sobre diversos aspectos de la vida
política, económica, social y cultural de la República Popular.)
Marzo es pues uno de los meses más importantes para los
seguidores de la actualidad de China. Otras fechas relevantes en el calendario
político del país son el mes de agosto –cuando los principales líderes se reúnen
en el balneario de Beidaihe-, o las semanas previas al 1 de Octubre cuando
generalmente se celebra la Sesión Plenaria del Comité Central del Partido
Comunista, reuniones que se pueden repetir en diciembre.
En la Sesión anual de la APN se fijan las principales metas
para el desarrollo económico de China: crecimiento del PIB, inflación, tasa de
paro, comercio exterior, inversiones, etc.
Una característica muy interesante de estas reuniones es que
durante los días de su celebración los delegados y los diferentes medios de prensa
tratan sobre diversos aspectos de la vida del país (desde la
política demográfica hasta la educación, desde los problemas de tráfico hasta
la polución; desde el deporte hasta la literatura y el arte; desde las
relaciones internacionales hasta la defensa nacional.)
Para un observador extranjero que tenga capacidad de seguir
la prensa local, esta es una excelente oportunidad para ponerse al día en casi todo lo relacionado con el país más poblado del mundo.
Leyendo entre líneas, viendo los gestos, las comparecencias
de los diferentes políticos –dónde, con quién, cómo- y la no comparecencia de
otros, se puede también llegar a conclusiones sobre cómo están las cosas y
cuáles serán las tendencias en el futuro cercano.
Viento estos días la televisión, escuchando la radio y
leyendo la prensa “descubro” que, en muchos aspectos, casi todo sigue siendo igual
que en los últimos 40 años que llevo relacionado con China.
El escenario de las reuniones es el mismo de siempre (el
“Gran Palacio del Pueblo”) y la “liturgia” no ha cambiado para nada. Los mismos
decorados con el mismo tipo de carteles; la misma música cuando los máximos
dirigentes hacen su entrada en el estrado presidencial; los mismos carteles con
sus nombres –en tarjetas de color rosa-; las mismas tazas blancas de té; los mismos lápices para tomar notas; las mismas palabras (solemnemente, exitosamente, concienzudamente, profundamente…); las
mismas imágenes en la televisión de los dirigentes chinos en riguroso orden jerárquico; los mismos hoteles donde se alojan los delegados … y un
largo etcétera.
Si no fuera porque los dirigentes han cambiado, como también
ha cambiado su forma de vestir, esta sesión plenaria de la APN, la XIIª desde
la fundación de la República Popular, mantiene las mismas formas que la de la IVª
sesión, celebrada en 1975 y en la cual Zhou Enlai hizo un llamamiento para alcanzar “las
cuatro modernizaciones” de China.
La cobertura de esta Sesión Plenaria por parte de la prensa
internacional sigue siendo también prácticamente la misma de las últimas
décadas. Se repite la foto de un soldado chino delante del retrato de Mao, la
panorámica del Gran Palacio del Pueblo con su estrado presidencial y los titulares
alarmistas sobre el gasto de defensa y sobre las perspectivas económicas. En este último caso, cuando el PIB crece “mucho” se destaca el peligro de un “calentamiento”
de la economía; y cuando el crecimiento es menor, como este año, se oyen voces
de alarma ante el “enfriamiento”. En ambos casos siempre se trata de escenarios
“inquietantes” para el mundo.
En ese entorno tan rígido de “las dos reuniones”, el cambio más
destacado este año es el uso de las redes sociales para que por un lado el
gobierno, y por el otro los ciudadanos, opinen sobre los temas que se están
tratando. La televisión y los periódicos publican las opiniones que van
apareciendo en las redes chinas e incluso se ha abierto la posibilidad de hacer
llegar al Primer Ministro Li Keqiang opiniones y sugerencias a través de una
iniciativa que se llama “si tienes un problema, pregúntale al Primer Ministro”.
En fin, como tantas cosas de China, casi todo ha cambiado; casi
todo sigue igual.
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