10 enero, 2021

Días de nieve en Beijing

Las grandes tormentas de nieve que están afectando a España me han hecho recordar a nuestros días de nieve en Beijing.

Habiendo llegado en 1975 desde el hemisferio sur, cuando comenzó noviembre, nos tocó vivir el segundo invierno en un año. Un invierno muy duro para nosotros, con temperaturas bajo cero que nunca habíamos experimentado.

Esta era la vestimenta típica de Beijing en los años setenta

Sin embargo, el primer día que vimos nevar fue, por lo menos para mi hermana y para mí, uno de los más felices e inolvidables. Hasta entonces sólo habíamos visto la nieve en fotos y películas, pero la sensación que vivimos "en directo" fue muy especial. Fue una de las imágenes y sensaciones más lindas que han quedado en mi memoria.

Tuvimos que aprender literalmente a caminar y a andar en bicicleta sobre la nieve, y los zapatos de algodón que llevábamos -el único calzado de abrigo que se conseguía entonces- hacían un sonido especial al caminar sobre el terreno blanco.

Al igual que muchos años más tarde lo aprendimos a hacer con los autos, sabíamos que no podíamos usar los frenos en las bicicletas, si no queríamos caernos.

En esos años, y respondiendo al llamamiento del Presidente Mao, prácticamente todos los lugares de la ciudad tenían túneles anti-aéreos. Lo interesante era que la nieve que caía encima de aquellos, se derretía al instante y así pudimos "descubrir" la red de túneles que había en el Hotel de la Amistad donde vivíamos.

Otro hecho nuevo para nosotros fue ver los lagos de los parques de la ciudad helados, y a la gente patinando o simplemente caminando.

Con el frío y la nieve empezamos a vestirnos como nunca antes lo habíamos hecho: calzoncillos largos (uno o dos pares), grandes y pesados abrigos de algodón, que al mojarse con la nieve se hacían más pesados, y unos gorros que nos cubrían no sólo la cabeza, sino también la frente y las orejas.

Caminar y andar en bicicleta con esa vestimenta nos hacía sentir como una especie de astronautas, con movimientos muy lentos e incómodos.

Me llamó la atención que la gente no usaba bufandas, algo tan útil para taparse el cuello y sobretodo la boca.

En todo caso y a pesar de la nieve que quedaba en los callejones, en los bordes de las calles pequeñas o en las esquinas, en cuestión de horas un verdadero ejército de gente salía a barrer las calles, mientras camiones con agua y sal recorrían la avenida principal de la ciudad, que nunca llegué a ver cortada.

Cuando veía estos días las avenidas principales de Madrid totalmente cubiertas de nieve y por lo tanto intransitables, recordaba a ese "ejército" de gente y camiones que se dedicaba a limpiar las calles y veredas de Beijing. Ni los camiones ni los autobuses, ni mucho menos los pocos autos que había, llevaban "cadenas" en sus ruedas, algo que solo "descubrí" cuando llegué a España.

Con la modernización y el desarrollo del país, los inviernos de Beijing ya no fueron, ya no son lo mismo. Los grandes abrigos (大衣), sólo en color verde o azul, fueron suplantados por coloridos "plumas" -mucho más livianos y cómodos- y sus capuchas sustituyeron a los gorros de piel de nuestros años.

La "modernización" de la ciudad, de la cual desaparecieron las casas bajas con techo gris, ha hecho que ahora haya que buscar lugares especiales como la plaza de Tian´anmen, algún parque, espacios abiertos o las copas de los árboles para sacar una foto, ya que la nieve se queda encima de los techos del bosque de rascacielos en que se ha transformado Beijing.

Como en tantas cosas -en algunos casos para bien, en otros para mal- la capital china no es la misma. Los sistemas de calefacción son ahora infinitamente mejores; la oferta de transporte público con temperaturas acondicionas es muy variada y el colorido de la ciudad con las ropas variadas de sus habitantes y las luces de neón, junto a los grandes rascacielos, han cambiado por completo el paisaje de la ciudad.

A los que vivimos esos años, sin embargo, creo que nos queda el "gusto" de haber desafiado, con los escasos medios a nuestro alcance, un clima tan adverso.

@PabloRovetta

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