03 abril, 2020

Las críticas a China - A propósito del tema de las mascarillas en la lucha contra el Covid 19

Justo estaba leyendo en el periódico HOY, de Extremadura (España) un interesante artículo del periodista Zigor Aldama, titulado "La guerra de las mascarillas", escrito el pasado domingo desde Shanghai y que puede ser consultado pinchando aquí cuando hoy, el gobierno español, rectificando una vez más -de las tantas que ha hecho en esta crisis- ahora sí pide a la población su uso cuando hasta unos pocos días decía que no eran necesarias "para las personas sanas".

Dice Zigor Aldana, con razón, que "mientras en Occidente se repite una y otra vez que las mascarillas son innecesarias para el público general, algo con lo que concuerda la Organización Mundial de la Salud, en países asiáticos como la propia China o Vietnam su uso es obligatorio." y reflexiona sobre "dos formas de hacer frente al coronavirus", poniendo los ejemplos de China o Vietnam. Yo me permitía agregar el ejemplo de Corea del Sur, que aparte del tema de las mascarillas ha aplicado los medios tecnológicos más modernos .

Ya el pasado 16 de marzo, en una nota de  Andrés Sánchez Brau, de la Agencia EFE, que leí en "La Vanguardia", se decía:  "En tres semanas Corea del Sur ha pasado de ser el segundo país con más contagios de coronavirus a frenar exponencialmente las infecciones gracias a una respuesta que combina transparencia, nuevas tecnologías y ante todo una actitud responsable de instituciones y ciudadanos".

Una de las cosas que más llamó la atención a los médicos chinos desplazados a Italia, fue precisamente eso, que el uso de mascarillas no fuese obligatorio.

Si me permiten una anécdota personal, yo salí de Beijing el día 26 de Enero, cuando ya casi todos los habitantes de la ciudad llevaban mascarillas, lo cual también hice yo en el Aeropuerto de Beijing, donde además me tomaron, como a todos los pasajeros, la temperatura. Ni al llegar a Helsinki o Madrid había ningún de control. Lo peor me ocurrió el pasado 16 de Marzo, cuando el estado de emergencia ya estaba decretado en España, y entré sin ningún tipo de control al Aeropuerto de Madrid.Barajas. Podría haber tenido una fiebre de 40 grados y entrado libremente al país.

Obviamente no soy un experto en medicina, y menos en un tema tan complicado como éste, pero muchos, si no todos de los corresponsales de la prensa española en China, así como ciudadanos chinos y de otros países con los cuales he mantenido un contacto telefónico diario, creo que coinciden en que las medidas adoptadas por el Gobierno chino -se podrá discutir si tarde o temprano- han sido la clave para ganar una gran batalla, aunque la guerra aún no ha finalizado. Poniendo otro ejemplo, a diferencia de lo que ocurrió y aún ocurre en China, donde el uso de la mascarilla llegó a ser obligatorio en algunas zonas del país, en España se entra y sale de cualquier tienda, oficina o complejo de apartamentos sin que a nadie le tome la temperatura.

España tenía desde el mes de enero, como referencia, no sólo el ejemplo de China, sino el de otros países asiáticos. Y si por si esto fuera poco -se podría argumentar que Asia "nos es un poquito desconocida"- llegó el ejemplo de Italia, el cual tampoco se tuvo en cuenta.

España tiene el triste privilegio de contar ya con el 20 por 100 de la población mundial fallecida como consecuencia del Covid 19. ¿Cuál es la causa? ¿Habrá alguna, no? Algunos indican que el "culpable" es la privatización de la sanidad, que llevó a una reducción de camas y de personal sanitario. No voy a entrar en esta polémica política, pero pienso que si España hubiese tenido, exagerando, 100.000 camas más y decenas de miles de sanitarios más, hubiese pasado lo mismo por la sencilla razón que, a pesar de los avisos de la OMS, de los ejemplos de otros países, no se contaban con los medios necesarios ni para prevenir ni para curar a los enfermos. Y ante esto, no he escuchado una sola disculpa, no he visto ninguna renuncia, nadie ha sido removido de su puesto, cosa que por cierto si pasó en China, donde importantes funcionarios fueron destituidos, no sólo en esta crisis, sino también en la anterior del SARS.

Ahora las críticas se centran en que los números dados por China no son ciertos. Recomiendo en este sentido un artículo de otro de los conocedores y experimentados periodistas españoles como Antonio Broto, de la Agencia EFE, titulado "Urnas y mentiras: tercer asalto China-EE.UU." escrito en su prestigioso blog "CHINOCHANO" y que puede ser leído pinchando aquí Pero es que la mayoría de los expertos coinciden en que las cifras que está dando España no son reales, ya que por ejemplo no se consideran como víctimas del Covid 19 a los pobres ancianos muertos como perros en las Residencias. A pesar también de las indicaciones de la OMS (test, test, test) en España, y con todo el tiempo pasado, no existen los test suficientes ni siquiera para el personal sanitario.

Con todos los respetos, las autoridades en España han actuado sin previsión -a pesar de los constantes avisos de la OMS-, rectificando sus propias medidas a las pocas horas de anunciarlas, cambiando de criterios (como el caso de hoy de las mascarillas), y cometiendo una trágica cadena de errores en las compras a China. La propia ministra de Asuntos Exteriores, González Laya, llegó a decir que "no estamos acostumbrados a comprar en China, es un mercado que nos es un poquito desconocido”. Verdaderamente dan ganas de llorar. No hay que ser un experto para saber que China es el primer proveedor de España fuera de la Unión Europea y el tercero en el mundo. Ya en los años ochenta del siglo pasado, existían fluidas relaciones comerciales, y se cuentan por cientos, por no decir miles, las empresas españolas que compran en China. Siempre con todos los respetos, cómo se puede decir que "no estamos acostumbrados a comprar en China" y que "es un mercado que nos es un poquito desconocido". Cientos de empresas o particulares podrían haber "aconsejado" a la Sra. Ministra; lo mismo que las instituciones públicas que España tiene en China, con tres Oficinas Comerciales en la parte continental.

También se acusa a China de falta de transparencia, de falta de libertad de prensa. Pero, ¿existe transparencia en las autoridades españolas? ¿No es verdad que las "ruedas de prensa" -por llamarlo de una manera- pasan por censura previa, como lo han denunciado profesionales de la comunicación de medios de todo signo político?

Cualquier ciudadano español que haya estado viviendo en China los últimos seis meses, y sin conocimientos científicos la mayoría de ellos, creo que conocía en detalle muchas de las medidas que tenían que tomarse, algunas de las cuales hasta fecha de hoy aún no se han adoptado. Pero si España no quería, no digo "aprender", sino simplemente tomar como referencia el caso de China, podría haberlo hecho con Corea del Sur y con la misma Italia.

Algunos me critican diciendo que no es momento de críticas sino de "arrimar el hombro". Pero en muchos casos, en especial en Occidente, a China se la criticó desde el primer momento, cuando más apoyo necesitaba, y se la sigue criticando aún hoy. No voy aquí a desvelar -sería una falta de modestia- las cosas que estoy haciendo desde mis modestas posibilidades para intentar ayudar a esos pobres ancianos, o funcionarios de la salud -y aquí incluyo a todos, desde el más distinguido médico, hasta el personal de la limpieza- que la gente aplaude con solidaridad, pero nadie decía nada cuando sólo unos meses atrás muchos de esos médicos tenían "contratos basuras" o salarios miserables, en muchos casos contratos de sólo 24 horas para un día de guardia en urgencias. Y como no estoy de brazos cruzados, creo que como cualquier otro ciudadano tengo derecho a criticar, aunque mi modesta voz no llegue a casi nadie.

Mientras, se sigue esperando el famoso "pico" o discutiendo si ya llegó o no. Lo que siguen sin llegar son los medios necesarios para proteger en primer lugar a todos aquellos que lo están dando todo por contribuir a solucionar este problema: personal de los hospitales (no digo sanitario, porque incluyo a los limpiadores) y de las residencias de ancianos, los camioneros -que tienen que viajar días sin poder asearse, ir a un servicio o comer algo caliente -, los empleados de los supermercados, los que recogen la basura, los que trabajan en la prensa y un largo etc. en el cual pido disculpas por no incluir a otros sectores.

Esta crisis será superada, estoy seguro -en especial por los sacrificios y la actitud de los ciudadanos españoles a quienes envío mi más calurosa solidaridad-; pero luego de las muertes vendrá -no digo lo peor- pero sí algo muy grave y será una crisis económica con millones de desocupados.

Los años vividos y la realidad hacen que sea tan pesimista. 

En lugar de tanta crítica a China, Europa Occidental debería dejar de mirarse en el ombligo, y con modestia aprender de China y de otros países asiáticos, no sólo en este tema sino en muchos más como la enseñanza, la inteligencia artificial y un largo etc.


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