Como en tantos otros aspectos de la política, en la diplomacia se ven a veces extraños compañeros de viaje. El gobierno nicaragüense de Daniel Ortega, en este sentido, es un buen ejemplo de ello, por su amistad con Tsai Ing-wen y su negativa a reconocer a la República Popular China.
Nicaragua tiene el extraño "honor" de pertenecer al grupo de quince Estados que en el mundo de hoy aún mantienen relaciones diplomáticas con la llamada República de China, cosa que no hacen ninguno de sus principales aliados ni los gobiernos que más apoyan al régimen actual de Managua.