Con motivo de la visita a China del canciller uruguayo, Mario Lubetkin, me gustaría reflexionar sobre las relaciones y la presencia de Uruguay en la República Popular en los últimos años.
Durante mi última visita a Beijing me quedé gratamente
asombrado al ver un restaurante lleno de comensales chinos saboreando carne
uruguaya. Yo era el único extranjero entre decenas de clientes de todas las
edades, en pareja, o en grupos de lo que parecían ser amigos o compañeros de
trabajo.
Quizás, porque pronto se cumplirán 50 años de mi llegada a Beijing, estoy un poco más sensible y me alegra y emociona ver la activa presencia de Uruguay, sus productos, su cultura, en un país en el cual, cuando llegué con mi familia, fuimos durante años los únicos uruguayos entre cientos de millones de habitantes.
Y eso, en gran medida, se debe al excelente trabajo que la
Embajada de Uruguay está realizando para promocionar “la marca Uruguay” en el
país asiático. No hay una sola semana que la Embajada, o sus consulados en
Beijing, Shanghai, Chongqing, Guangzhou y Hong Kong/Macao no participe en
ferias, conferencias, presentaciones, visitas a instituciones y organice todo
tipo de actividades de promoción a lo largo y ancho del país.
Gracias a ello, Uruguay tiene en China en estos momentos
una presencia en la sociedad y una visibilidad muy por encima de las
características geográficas y demográficas de nuestro país. No olvidemos
que Montevideo es la capital más alejada de Beijing, que en China “están todos”
y hay que hacer frente a una fuerte competencia, o que nuestras relaciones
diplomáticas se establecieron muchos años después que la de los principales
países de América Latina, y competidores como Australia.
Desde que en 1988 Uruguay abrió su embajada en Beijing tuve
el gusto de conocer a embajadores como Guillermo Valles, Julio Durañona o
Pelayo Díaz Muguerza, excelentes profesionales que sentaron las bases,
partiendo desde cero, de lo que hoy es la presencia oriental en China.
Pero eran otros tiempos y la China de entonces no era como
la actual, y las exportaciones de Uruguay se limitaban a la venta de lana y
cuero y estaban centralizadas en una o dos Corporaciones nacionales. Ya
entonces, se tuvo que hacer frente a una dura competencia, en especial de
Australia o Nueva Zelanda.
Como consecuencia del espectacular desarrollo económico y social experimentando en China, a medida que pasaron los años se produjo una destacada mejora en el nivel de vida de su población, y es ese desarrollo el que creó las condiciones para empezar a vender en ese mercado productos agroalimentarios y de consumo como la carne, lácteos o vinos, entre otros.
Al mismo tiempo, crece el interés en China por el español y por
los países de habla hispana, y eso abre las puertas para promocionar aspectos
importantes de nuestra cultura.
Y en medio de este proceso, Uruguay va diversificando
también con éxito sus exportaciones de otros productos, no dedicados al
consumo, como la celulosa o la soja, entre otros. Así, desde hace muchos años,
China se convirtió en el primer mercado de las exportaciones uruguayas.
Esos cambios en la sociedad, en el mercado chino, obligaron a Uruguay y los países exportadores a adoptar nuevas formas de promoción, en especial aquellas dirigidas a los consumidores finales. Se trataba, y se trata, de llegar directamente al mayor número de personas posibles, convencerles de la calidad de nuestros productos y ganar su confianza y fidelidad.
Esta promoción tiene que realizarse en medio de una gran competencia con países con mucho más músculo económico que Uruguay, como puede ser el caso de Brasil, Australia o Argentina. Incluso en algunos aspectos culturales, Uruguay tuvo y tiene que enfrentarse a la “competencia” de nuestros hermanos argentinos, como en el caso del tango, el dulce de leche, o el fútbol.
Y hay un aspecto que creo que fuera de China no se tiene
mucho en cuenta: que estamos hablando del segundo país más poblado y el tercero
más grandes del planeta. En la China de hoy, de los últimos años, si lo que se
quiere es promocionar productos de consumo (en el caso de Uruguay la carne,
productos lácteos, vinos, etc.) y vender “imagen país” (incluyo aquí el
turismo), una de las principales dificultades es su inmensidad geográfica, y cómo
poder llegar al mayor número de autoridades, instituciones, empresas y personas
posibles en megaciudades de decenas o cientos de millones de habitantes,
distantes en algunos casos a miles de kilómetros entre sí.
Por ello, fue un gran acierto la apertura de un consulado en Guangzhou, en el año 2018, para cubrir el sur del país y un año más tarde en la municipalidad de Chongqing, como puerta de entrada a la región occidental. Más recientemente nos encontramos con la feliz noticia de la apertura de un Consulado General en Hong Kong/Macao. Hasta entonces, el único Consulado que había fuera de la capital china era el de Shanghai, establecido en el 2003 y que cubre la costa este de China.
Ese salto cualitativo de la presencia uruguaya en China fue
acompañado por el establecimiento de una oficina de Conaprole en el 2014, una
del INAC (Instituto Nacional de Carnes de Uruguay) en la embajada de Beijing en
el 2020, y más recientemente, de la Oficina de la Unión de Exportadores de
Uruguay a finales del 2022 en la ciudad de Shanghai.
Incluso así, la embajada y sus consulados tienen que
realizar, y realizan, esfuerzos titánicos para promover “la marca Uruguay” en
la extensión del territorio chino. Hay que tener en cuenta que si el embajador
uruguayo en Beijing asiste a un Foro de Negocios sobre Uruguay en la ciudad de
Guangzhou (como ocurrió a finales de abril) debe recorrer una distancia en
avión de 2.141 kilómetros, prácticamente el equivalente a un vuelo
Madrid-Varsovia.
Las jurisdicciones territoriales de cada Consulado uruguayo
equivalen, desde el punto de vista geográfico y demográfico, a la de varios
países americanos o europeos.
Es verdad que otros países que compiten con Uruguay tienen
las mismas dificultades en lo relacionado con la inmensidad del territorio
chino y su población, pero insisto que todos ellos tienen mayores medios financieros
y humanos que nuestra República Oriental.
En resumen, el crecimiento de la presencia de Uruguay y sus productos en China, de sus actividades culturales, de la promoción de “la marca Uruguay” ha sido espectacular en estos últimos diez años. Al mismo tiempo, las excelentes relaciones existentes entre Uruguay y la República Popular han beneficiado también a nuestro país gracias a acuerdos en sectores como el deporte o, más recientemente, la investigación científica.
Viéndolo desde afuera, como un espectador y testigo del
desarrollo de China en el último casi medio siglo, y de la presencia de Uruguay
en el país desde 1988, me gustaría compartir las siguientes reflexiones sobre
algunas de las razones, en mi modesta opinión, de los éxitos alcanzados:
-La excelente labor que ha estado realizando nuestro
embajador en Beijing, Fernando Lugris, acompañado de un equipo de grandes
profesionales en la Embajada y los consulados a lo largo de China.
-Las excelentes y estrechas relaciones existentes no sólo
con los organismos oficiales de la República Popular a nivel central, sino con
las administraciones de las provincias y ciudades del país. Lo mismo ocurre con
instituciones relacionadas con la cultura y educación, universidades,
bibliotecas, museos o institutos de investigación.
-Un contacto estrecho con los medios de prensa centrales y
locales. He sido testigo de las conferencias de prensa organizadas cada vez que
alguna autoridad uruguaya visita China, algo que no he visto en el caso de
algunos otros países. Durante un reciente Foro Económico sobre Uruguay en
Guangzhou, la televisión de la provincia de Guangdong, con 127 millones de
habitantes, emitió un video donde, aparte de informar sobre el Foro, se
emitieron imágenes sobre Uruguay y las características de su ganadería y las virtudes
de sus productos. Aunque la presentadora hablaba en el dialecto cantonés, la
palabra Wulagui (Uruguay en chino, y con la misma pronunciación en ese
dialecto) fue escuchada por millones de telespectadores.
-Un uso activo e inteligente de la principal red social de
China, WeChat. Tanto la Embajada, como cada Consulado, aparte del propio
embajador y los cónsules generales tienen sus propias cuentas de WeChat, a
través de las cuales dan a conocer de forma permanente información general
sobre Uruguay, sus relaciones con China, y sus actividades en el país.
-La adopción de “la diplomacia del fútbol”, aprovechando la
afición que tienen en China por este deporte y el conocimiento de las
principales estrellas del fútbol uruguayo. Una foto de Luis Suárez, por
ejemplo, en una actividad de promoción comercial o cultural, atrae la atención
del público chino.
-El involucrar al personal chino de la Embajada y los
Consulados en tareas ejecutivas, lo cual hace que ese personal se considere
parte de un equipo y sienta como propias cada acción de promoción que se
realiza en el país. Eso también es algo
que no he visto en algunas otras embajadas.
Este espectacular avance de los últimos diez años ha sentado
la base para un mayor desarrollo de nuestras relaciones con China, para una
diversificación de nuestra canasta de exportaciones, como ya se está viendo en
el caso de los vinos, y para lo que puede tener un futuro muy prometedor y es
el sector del turismo.
Por suerte, atrás quedaron los años en los cuales mi
familia, como tantas otras, fuimos perseguidos por la relación de mi padre con
China. Atrás quedaron los años en los cuales fuimos obligados a vivir lejos de
nuestra tierra natal, añorando, desde la China que nos acogió, hasta los más
mínimos detalles de nuestra República Oriental.
Por ello, me emocioné mucho, junto con mi hermana Laura, cuando
el embajador Guillermo Valles izó en 1988 la primera bandera de Uruguay en la
República Popular China, y aún me emociono cuando entro a la embajada de
Beijing o a algún consulado, veo la bandera de Uruguay en el mástil, cuando veo
productos uruguayos en los supermercados o restaurantes de país, o cuando veo
programas como el ya citado de Guangdong en los medios de prensa de la
República Popular.
Seguro que esta visita del Canciller uruguayo servirá para impulsar aún más las relaciones bilaterales y seguir promoviendo "la marca Uruguay" en todos los rincones de China, que tantos beneficios ha traído para nuestro país y sus habitantes.
@PabloRovetta
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