01 mayo, 2018

Corea o la pasión de lo imprevisible

Se han escrito y se seguirán escribiendo estos días ríos de tinta sobre el cambio de 180 grados que ha dado Kim Jong-un en su política nuclear y en sus relaciones con Corea del Sur y los Estados Unidos.

Por eso me gustaría referirme a otro aspecto de esta noticia, aspecto que también hemos visto y seguiremos viendo en China.


En concreto me refiero a lo difícil, imprevisible y al mismo tiempo apasionante que ha sido y es seguir la política en países como Corea y China, a pesar de las tremendas diferencias que entre ellos existen, a pesar de los modernos medios de comunicación y del trabajo de los servicios de inteligencia.

Las noticias sobre la visita de la hermana menor de Kim a los Juegos Olímpicos de Invierno en el Sur, el posterior viaje del mismo Kim a la República Popular China, el encuentro y los resultados de la cumbre de los dirigentes coreanos días atrás, ha sido algo completamente imprevisible hasta hace sólo unos meses atrás.


Encuentro entre los líderes de Corea del Norte y del Sur Foto de AP

Creo, con el riesgo de equivocarme, que nadie fue capaz de forma pública de predecir estos acontecimientos que pillaron por sorpresa al mundo entero. 

Prever los que pasa en Corea, y en cierto sentido también, lo que ha pasado y pasa en China, es algo prácticamente imposible a pesar de la existencia de tantos "expertos" sobre ambos países. El relato y el análisis de mucho de lo que allí acontece es como comentar un partido del fútbol el lunes, después de que haya tenido lugar.

Eso mismo ha pasado en China y sigue pasando. ¿Alguien, algunos de los llamados "expertos" o "sinólogos" fue capaz de predecir que un señor llamado Hua Guofeng, un completo desconocido, iba a ser el sucesor designado por Mao? ¿Alguien pudo predecir el verdadero "golpe de Estado" que terminó con la llamada "Banda de los Cuatro" en la cárcel?

Menos de un año atrás, ¿alguien fue capaz de predecir los cambios en la Constitución de la República Popular China, que eliminaron el período máximo de diez años para los dirigentes del Estado?

Podría, pero no quiero extenderme, poner muchos  otros ejemplos en relación con China.

Esto es lo que hace a Corea y en cierto sentido también a China, tan imprevisible y a su vez tan apasionante. Ninguno de ambos países dejan de sorprender, lo cual exige un seguimiento constante y a su vez difícil. 

Por eso, entre muchas otras razones, es que no creo en los "expertos" o "sinólogos".

Lo que sí está claro es que ser corresponsal en China, ser un seguidor de lo acontece en esa zona del mundo, no tiene nada de aburrido ni de fácil, al contrario. 

Para ponerle un poco de humor, y parafraseando a Rubén Blades con su "Pedro Navaja", podría terminar diciendo "Sorpresas te la China, la China te la sorpresas, ay Dios", o en este caso "Sorpresas te da Corea, Corea te da sorpresas, ay Dios".

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