26 marzo, 2015

El banco de desarrollo asiático impulsado por China sigue ganando adhesiones. ¿Dónde está España?

El próximo martes 31 de marzo vence el plazo para aquellos países que quieran adherirse como estados fundadores del Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (más conocido por sus siglas en inglés AIIB-Asian Infraestructure Investment Bank) una iniciativa del gobierno de China que desde el principio se ha chocado con la oposición de los Estados Unidos.

La Casa Blanca ve con preocupación el nacimiento de esta nueva institución financiera multilateral y la considera un peligroso "rival" de otros organismos como el Banco Asiático de Desarrollo o el Fondo Monetario Internacional más controlados por Washington. La oposición del gobierno norteamericano al AIIB ha sido pública, lo mismo que sus llamamientos a sus principales aliados para que no se adhieran al mismo.

Por eso mismo, el disgusto de la Administración Obama ha sido mayúsculo cuando el Reino Unido, principal aliado de los Estados Unidos en Europa Occidental, tomó la iniciativa de ser el primer país de Europa en anunciar su ingreso al AIIB.

De forma casi inmediata, y conscientes de que "el que pega primero pega doble", Alemania, Francia e Italia no tardaron en seguir los pasos de Londres, ante la preocupación creciente de los Estados Unidos.

Por si esto fuera poco, algunos aliados de Estados Unidos en la región Asia-Pacífico -como Corea del Sur, Japón o Australia- ya han confirmado su entrada al AIIB o manifestado su deseo de hacerlo.

En Europa occidental, Luxemburgo y Austria acaban también de hacer público su ingreso al Banco que oficialmente se estableció en junio del 2014 en la capital china.

Muchos se preguntan ¿dónde está España en esta jugada de ajedrez geo-política, económica y diplomática en la cual aún no ha movido ficha?

¿Acaso España ha cedido a las presiones de los Estados Unidos, cosa que por cierto no han hecho los principales aliados de Washington en Europa Occidental? 

Aún quedan unos pocos días para que España pueda entrar al AIIB, aunque, en caso de que se concrete su adhesión, ya será demasiado tarde y habrá quedado descolgada del pelotón principal encabezado por el Reino Unido. 

¿Será España "más papista que el Papa" y se convertirá en uno de los pocos países "de peso" en la Unión Europa que han seguido las indicaciones del gobierno de Washington?

Cualquiera de esos dos escenarios no son muy favorables para el desarrollo futuro de las relaciones hispano-chinas.

Existe, sin embargo, un escenario aún peor y es que Estados Unidos, viendo la imposibilidad de frenar el desarrollo del AIIB, decida al final adherirse al mismo, con lo cual la posición de España quedaría aún más en ridículo,

Pase lo que pase, lo sabremos antes del miércoles de la próxima semana.



06 marzo, 2015

Reflexionando sobre la Asamblea Popular Nacional


Una vez más, y como todos los años desde hace décadas, entramos en China en el mes de marzo, recién pasado el año nuevo lunar, con la celebración de lo que llaman “las dos reuniones”: la de la Asamblea Popular Nacional (APN o Parlamento, que tiene carácter legislativo) y la Asamblea del Consejo Consultivo Político del Pueblo Chino (una especie de “parlamento”  paralelo no legislativo, cuyos integrantes dan sus opiniones y sugerencias sobre diversos aspectos de la vida política, económica, social y cultural de la República Popular.)

Marzo es pues uno de los meses más importantes para los seguidores de la actualidad de China. Otras fechas relevantes en el calendario político del país son el mes de agosto –cuando los principales líderes se reúnen en el balneario de Beidaihe-, o las semanas previas al 1 de Octubre cuando generalmente se celebra la Sesión Plenaria del Comité Central del Partido Comunista, reuniones que se pueden repetir en diciembre.

En la Sesión anual de la APN se fijan las principales metas para el desarrollo económico de China: crecimiento del PIB, inflación, tasa de paro, comercio exterior, inversiones, etc.

Una característica muy interesante de estas reuniones es que durante los días de su celebración los delegados y los diferentes medios de prensa tratan sobre diversos aspectos de la vida del país (desde la política demográfica hasta la educación, desde los problemas de tráfico hasta la polución; desde el deporte hasta la literatura y el arte; desde las relaciones internacionales hasta la defensa nacional.)

Para un observador extranjero que tenga capacidad de seguir la prensa local, esta es una excelente oportunidad para ponerse al día en casi todo lo relacionado con el país más poblado del mundo.

Leyendo entre líneas, viendo los gestos, las comparecencias de los diferentes políticos –dónde, con quién, cómo- y la no comparecencia de otros, se puede también llegar a conclusiones sobre cómo están las cosas y cuáles serán las tendencias en el futuro cercano.

Viento estos días la televisión, escuchando la radio y leyendo la prensa “descubro” que, en muchos aspectos, casi todo sigue siendo igual que en los últimos 40 años que llevo relacionado con China.
El escenario de las reuniones es el mismo de siempre (el “Gran Palacio del Pueblo”) y la “liturgia” no ha cambiado para nada. Los mismos decorados con el mismo tipo de carteles; la misma música cuando los máximos dirigentes hacen su entrada en el estrado presidencial; los mismos carteles con sus nombres –en tarjetas de color rosa-; las mismas tazas blancas de té;  los mismos lápices para tomar notas; las mismas palabras (solemnemente, exitosamente, concienzudamente, profundamente…); las mismas imágenes en la televisión de los dirigentes chinos en riguroso orden jerárquico; los mismos hoteles donde se alojan los delegados … y un largo etcétera.

Si no fuera porque los dirigentes han cambiado, como también ha cambiado su forma de vestir, esta sesión plenaria de la APN, la XIIª desde la fundación de la República Popular, mantiene las mismas formas que la de la IVª sesión, celebrada en 1975 y en la cual Zhou Enlai hizo un llamamiento para alcanzar “las cuatro modernizaciones” de China.



La cobertura de esta Sesión Plenaria por parte de la prensa internacional sigue siendo también prácticamente la misma de las últimas décadas. Se repite la foto de un soldado chino delante del retrato de Mao, la panorámica del Gran Palacio del Pueblo con su estrado presidencial y los titulares alarmistas sobre el gasto de defensa y sobre las perspectivas económicas. En este último caso, cuando el PIB crece “mucho” se destaca el peligro de un “calentamiento” de la economía; y cuando el crecimiento es menor, como este año, se oyen voces de alarma ante el “enfriamiento”. En ambos casos siempre se trata de escenarios “inquietantes” para el mundo.

En ese entorno tan  rígido de “las dos reuniones”, el cambio más destacado este año es el uso de las redes sociales para que por un lado el gobierno, y por el otro los ciudadanos, opinen sobre los temas que se están tratando. La televisión y los periódicos publican las opiniones que van apareciendo en las redes chinas e incluso se ha abierto la posibilidad de hacer llegar al Primer Ministro Li Keqiang opiniones y sugerencias a través de una iniciativa que se llama “si tienes un problema, pregúntale al Primer Ministro”.


En fin, como tantas cosas de China, casi todo ha cambiado;  casi todo sigue igual.