28 septiembre, 2014

México, el español en China y latinos en el Beijing de los 70

Leo hoy en el periódico Global Times la noticia de que el Consulado de México en Shanghai organizó días atrás una conferencia sobre la influencia de México en el arte moderno de China.

Reconozco mi total ignorancia sobre el arte y la pintura en particular, pero la información me pareció muy interesante y debo decir que he aprendido muchas cosas nuevas tras su lectura. La conferencia, dada por el pintor chino Zheng Shengtian, hace mención a que fue el escritor Lu Xun quien introdujo en China el arte mexicano a través de un artículo que escribió en 1931 sobre el muralista Diego Rivera.
Posteriormente el artista mexicano Miguel Covarrubias visita Shanghai en los años 30 y ejerce una importante influencia en los pintores chinos de esa época, según lo que he podido aprender gracias a ese artículo.

Tras el triunfo de la revolución china, el arte mexicano se introduce en la recién fundada República en los años 50, causando también una importante impresión entre los artistas chinos que en esos años estaban influenciados por el realismo del arte soviético.

La lectura del artículo me ha hecho recordar y reflexionar sobre el importante papel que ha tenido México en la introducción y difusión en China del idioma español y de la literatura y el arte provenientes del mundo de habla hispana, papel que no sé si ha sido suficientemente reconocido.

En alguna otra ocasión he escrito que el español se empezó a estudiar y difundir en China, aparte del interés del gobierno de la República Popular, gracias a la labor de un reducido grupo de republicanos españoles, de latinoamericanos amigos de China, y a nivel gubernamental, principalmente gracias a la labor de países como Cuba y México.

Cuba empezó a recibir estudiantes chinos en la década de los 60, y México realizó una destacada labor a partir del establecimiento de relaciones diplomáticas con la República Popular en 1972, a través de su gobierno, instituciones de prestigio como El Colegio de México, y de su Embajada en Beijing.

Para los pocos latinos que vivíamos en la capital china en los años 70 -en medio de un "desierto cultural" donde aún no existía Internet ni los vídeos- la Embajada de México era nuestro "oasis", al cual podíamos acudir a ver películas en español en su sala de cine, y a conseguir libros en la lengua de Cervantes. Fiel a su tradición de apoyo a la cultura y a las causas justas -como se vio en el caso de los republicanos españoles o de los exiliados latinoamericanos, y uruguayos en particular, en lo que a mi país respeta- que fueron acogidos por México, su Embajada en Beijing siempre tuvo las puertas abiertas para nosotros y para los ciudadanos chinos que estudiaban o hablaban español.

Viajar una hora en bicicleta, o en la línea 332 de autobús, valía la pena para aquellos que vivíamos en el Hotel de la Amistad o en las universidades de la ciudad, con tal de poder hablar español, ver una película en español o conseguir material para leer.

Es justo decir que la Embajada de Cuba también tenía una biblioteca abierta al público -gracias a la cual aprendí a admirar a Alejo Carpentier- y una escuela para niños de habla hispana -la única que existía en Beijing- pero la Embajada de México tenía la ventaja de su cine, uno de los mejores "lujos culturales" que entonces se podían encontrar en el país.

Ahora que "todo ha cambiado" -China, el mundo, las telecomunicaciones- y todo parece tan fácil, reconforta leer artículos como el del Global Times, gracias al cual he podido comprobar con alegría -en medio de mi ignorancia- cómo México continúa en China con su tradición de apoyo a las actividades culturales que contribuyen a un mejor conocimiento entre dos mundos -el chino y el de habla hispana- aún muy alejados el uno del otro.





(Imagen sobre "Exposición de pintura mexicana" tomada de la McGill University

13 septiembre, 2014

Un nuevo aniversario de la muerte de Mao - Mis recuerdos de ese día en Beijing

El pasado 9 de septiembre se cumplieron 38 años de la muerte de Mao Zedong. La efemérides casi no fue recordada no sólo en la prensa internacional sino tampoco en la prensa china. Aunque menos de cuatro décadas no son nada en la historia de la humanidad, ni siquiera en la más reciente, los cambios que han tenido lugar en China y en el mundo en este período han sido de tal magnitud que a veces parece que nos estamos refiriendo a la "prehistoria" si recordamos las cosas que pasaban a mediados de los años 70 del siglo XX.

Se podrá estar de acuerdo o en contra de Mao Zedong y de su trayectoria desde los años 20 hasta su fallecimiento en septiembre de 1976. Sin embargo, la China de hoy, gran parte de lo que -para bien o para mal- es el mundo de hoy, tiene una relación directa con "la China de Mao".

En este acelerado mundo de las telecomunicaciones y la revolución digital, quizás a veces sería bueno "poner el freno" y estudiar lo que fueron esos años -dejando de lado los tópicos o "anécdotas" de si Mao se lavaba los dientes o no- y así se podrían comprender un poco mejor acontecimientos que están teniendo lugar hoy mismo en China, en la economía mundial, en las relaciones internacionales, así como mucho de que está sucediendo en relación con Rusia, Japón, la Península Coreana, el papel de los Estados Unidos en la escena internacional, la evolución económica de América Latina y un largo etcétera.

Cuando murió Mao yo tenía 18 años, y llevaba ya más de un año viviendo en la capital china. Los meses anteriores y posteriores al fallecimiento del líder chino fueron de una gran intensidad y de cambios profundos y muy radicales, y en algún modo me siento afortunado de poder haber sido testigo directo de todos esos acontecimientos trascendentales en la historia de China, y como podemos ver hoy, del mundo entero.

Mis recuerdos de ese 9 de septiembre de 1976 los publiqué tiempo atrás en Global Asia en un artículo Recordando el día que murió Mao y me gustaría revivirlos hoy.

 Pinche aqui para leer el artículo completo "Recordando el día que murió Mao".




08 septiembre, 2014

Una vez más sobre Norman Bethune, la Guerra Civil española y la Revolución China

"En esta inmensa región (Wutaishan) soy el único médico para trece millones de habitantes y ciento cincuenta mil soldados" e "Hice ciento diez operaciones en veinticinco días". Así describía el médico canadiense Norman Bethune su experiencia en China, a donde había llegado en 1938.

Antes, había estado trabajando como médico en el bando republicano durante la Guerra Civil española, "...los aviones hicieron un barrido sobre nuestras cabezas -destellantes y plateados aviones de caza italianos y escuadrones Heinkels alemanes-" describía el comunista los sufrimientos de miles de personas que huían de Málaga a Almería.

Gracias a la Editorial Pepitas de calabaza ed. y al encomiable trabajo de Natalia Fernández Díaz que tradujo al español unos escritos y cartas de Bethune, y realizó una interesante introducción en el libro "Las heridas", se pudo saber algo en España de la apasionante historia de uno de los ciudadanos extranjeros más conocidos en China.

La guerra, la solidaridad, la medicina, unieron así -a través de un canadiense internacionalista- dos acontecimientos históricos, trágicos y trascendentales en la historia reciente de España y China.

Meses atrás recordaba en Global Asia, en un artículo titulado La guerra civil española, China y un médico canadiense algunos detalles relacionados con un episodio creo que poco conocido en España.

Ahora, leo con alegría en Noticias21 que se ha inaugurado en Málaga la exposición Norman Bethune: de Andalucía a China con la presencia del Embajador de China en España, Zhu Bangzao y el Consejero de Turismo de la Junta de Andalucía, Rafael Rodríguez.

La exposición -que en noviembre se trasladará a Beijing- recoge cerca de un centenar de fotografías, y forma parte de una serie de actividades para recordar el 75º aniversario del fallecimiento del médico canadiense que tuvo un papel destacado tanto en la Guerra Civil española como en la Revolución China y a quien Mao Zedong llegó a dedicarle un artículo.

Aparte de recomendar la lectura de "Las heridas" a todos aquellos interesados en esta parte muy poco conocida de la historia, y aunque no he podido aún ver la exposición -espero tener la oportunidad de visitarla, bien en Málaga o en Beijing- estoy convencido de que vale la pena ser visitada.

Pinche aquí para ver artículo de Noticias21

nche aquí para leer el artículo "La Guerra Civil española, China y un médico canadiense"